Soledad que me acompaña a cada paso que doy, a cada mirada, a cada pensamiento, acto de valor, o de cobardia, deseo me dejes a mi sola.

Pierdo la mirada sin saber lo que realmente trato de observar.
Las aguas que siguen su cauce, cada día con más fuerza, los paisajes nevados, la lluvia cae... pierdo a
su vez los segundos, como si me llevasen las nubes a la soledad.

No necesito de tu aliento y mucho menos de tu calor compasivo,me abriga el agua, la nieve y la noche con su helada en la que me inmerso hasta desvanecer. Ya no percibe amor ni sufrimiento, se quedó helada su alma en la más temida tiniebla.

Quisiera encontrar los latidos que bombean mi sangre y saber que sigo viva. ¿Dónde está el castillo?