25 de abril, miércoles, llevamos diez minutos más o menos sentadas frente a nuestras bandejas: un plato con arroz en abundancia, otro con un contramuslo de pollo con lechugo, la naranja de todos los días y el bollo de pan. Alfonso y Alberto ya habían terminado sus platos y se habían ido, solo quedábamos nosotras tres, Noe y yo habíamos llegado más tarde. Mirábamos el arroz con desgana, es demasiado, no podíamos con el, pero había que esforzarse, un lado de mi cabeza me decía a gritos que no, el otro que susurraba suavemente que me era bueno... tan solo dejé un poquito. Alguien nos interrumpió y dijo:
- Y vosotras de donde venis?
nos quedamos mirando las unas a las otras y ya salté yo - de la universidad-
- ¡eh tu! que te duermes en los laureles, dirigiendose a Noelia
Ya nos miramos y nos saltó la risa, no podíamos por menos
- Joder, esque no me va a dar tiempo a limpiar, que lentitud!!
- Pues yo no voy a dejar que eso me siente mal, me dije yo en voz alta, de eso nada. pero esta de que va??
La auxiliar nos dijo que no le hicieramos caso, no pensabamos hacerselo, ni mucho menos.
Pues asi está el servicio, a la que deberían encerrar y tratar como una verdadera idiota a gritos es a ella, nadie se merece ese tarto, y menos alguien en elmomento en que se está enfrentando al problema, la comida