lunes, 30 de abril de 2007



Soy una adolescente de 13 años con unos kilos de más.





El pasado jueves día 12 de abril fui con mi madre y una amiga al centro comercial Max Center de Baracaldo. El objetivo de ese viaje era comprarme ropa moderna, bonita, cómoda y por supuesto de mi talla. Tenía verdadera ilusión por renovar mi vestuario, comprarme ropa de primavera, y así lo había comentado con mis amigas.
Después de haberme recorrido varias tiendas de dicho centro comercial, me quedé asombrada, enfadada; pues, además de no encontrar nada de mi talla tuve que escuchar, y varias veces, expresiones de desprecio como éstas de aquella gente mal educada: "De esa talla no tenemos" (decían señalándome) "quizá en la tienda de al lado tengan" (sabiendo que la tienda de al lado era para personas mayores). Cuando salí de aquel centro comercial me encontraba muy decepcionada y desilusionada.
Después de haber vivido esta situación me pregunto: ¿por qué tenemos que usar todas la misma talla? ¿Las que tenemos unos kilos de más no tenemos derecho a vernos guapas? ¿Por qué tanto culto al cuerpo? En esta sociedad todas tenemos que ser iguales: delgadas, altas, guapas, dulces... perfectas. ¿Cómo no queremos que surjan estos problemas de nutrición con este prototipo de chica? ¿Cómo no va haber problemas de anorexia y bulimia en este mundo?
¡Cada una es como es y así nos gusta más!

1 comentario:

  1. El problema no es que nos guste que cada un@ sea como es, sino que los cánones, los prototipos se extienden entre adolescentes, personas muy susceptibles por el momento de cambios al que se enfrentan y que les lleva a buscar la aprovación de los demás. Aunque esos modelos esqueléticos que quieren imponernos no sean ni si quiera bonitos, no podemos olvidar que los trastornos de alimentación nacen de nuestras dificultades mentales, de nuestra sensación de descontrol y vacío o de nuestra ansia por controlar. Es complicado de entender, eso seguro que lo sabes.
    No podemos evitar que haya gente que se burle, haga comentarios inadecuados o incluso insulte; sí podemos evitar que lo que dicen nos haga daño. Pero hay que aprender cómo hacerlo,¡claro!

    Sé fuerte, preciosa.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar